Puede que suene un poco raro e incluso puede parecer una locura pero cuando Marina y Miguel llegaron al lugar donde meses más tarde celebrarían su banquete de bodas, supieron que ése era el lugar… ¡aún sin existir (todavía) el edificio de bodas! Sí, habéis leído bien. Cuando acompañamos a la pareja a conocer el entorno, el salón de eventos era todavía un proyecto listo para empezar a construirse. Pero sin duda, fue un flechazo. Y como bien sabemos, contra estos, poco más se puede hacer que dejarnos llevar. Marina y Miguel se miraron y lo decidieron.

 

Miguel: “En ningún otro sitio te he visto sonreír de esta manera. No hay ninguna duda. Este es nuestro sitio”.

 

Aunque también es justo decir que el paisaje que rodeaba el lugar es de los que enamoran a cualquiera: verdes montañas, infinitas praderas; y unos atardeceres mágicos. ¡Así, fue un poco más fácil lanzarse a la piscina!

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Fotografía Matt Kolf

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Fotografía Matt Kolf

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Fotografía Matt Kolf

 

El año de organización pasó rápido, entre nervios e ilusión por ver crecer su soñado espacio de bodas.

Ceremonia

Y por fin llegó el gran día. La ceremonia se celebró en una preciosa iglesia del siglo XVII. Miguel estaba puntual recibiendo a los invitados, y mirando de reojo el reloj deseando verla por fin.

La entrada de la novia fue de esas que todavía hoy nos ponen el vello de punta. Los invitados y el novio esperaban ya dentro. De repente abrimos las puertas y entró ella, Marina. Guapa, dulce, elegante… Y se miran, una vez más, pero como nunca antes lo habían hecho.

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Fotografía Matt Kolf

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Fotografía Matt Kolf

Cocktail y baile

A la llegada de los invitados al Mirador de Yisarri los camareros ya los esperaban con el cocktail preparado. Marina y Miguel optaron por un aperitivo largo compuesto por varias estaciones de showcooking, una de las tendencias actuales en las bodas:

  • Sangrías: tinta, blanca y sin alcohol para los más pequeños
  • Estación japonesa: variedades de sushis y verduras en tempura
  • Degustación de quesos con nueces y uvas
  • Estación de gazpachos, jamón con picos, y frituritas al estilo andaluz…
  • Mojitos

La decoración que completaba el espacio se escogió cuidadosamente intentando mimetizarla con el entorno. Se optaron por elementos campestres pero con un toque romántico: alfombras de rafia; cestos de mimbre con eucalipto; tarritos de cristal con paniculatas, hortensias y alguna rosa.

Después del banquete los novios e invitados se turnaban para disfrutar a partes iguales de la música y el baile; y de una relajada conversación al borde de las montañas que se alargó hasta bien entrada la madrugada.

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Fotografía Matt Kolf

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Fotografía Matt Kolf

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Fotografía Matt Kolf

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Fotografía Matt Kolf

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Fotografía Matt Kolf

Locuras por amor

De vez en cuando Marina y Miguel miraban a su alrededor y sonreían. Porque lo que en un principio parecía una idea loca, se convirtió en la locura más bonita que habían vivido juntos.

Y es que, ¿quién no ha hecho locuras por amor?